martes, octubre 11

Vivís en la Luna


Fui una temporada a la luna, me deslicé por cráteres como toboganes, y la poca gravedad me dejaba flotar en una existencia leve. Por momentos veía la tierra, suspiraba, y soñaba que tarde o temprano deberia volver. Me enojaba, ¿porque aún tan blanco lugar no terminaba de ser mi hogar?. Decidía el retorno, pero perdía el vuelo, las alas, las ganas y hasta la volición .

En la luna siempre era de noche, a veces extrañaba el cielo celeste, los pájaros, los árboles, el estremecido impacto del atardecer, la música de la lluvia o las cálidas ventiscas de la primavera. Pero me sentía una reina allí, en mi entera y lunática soledad.

La locura me construyó inmensas fantasías, pregonándome al oido que allí encontraría paz para mi alma. En cada roca sin vida vi una esperanza, en cada páramo desolado podía ver con claridad un oasis. El hambre se transformó en un hábito y la sed en una sencilla constante a ignorar. Las sombras de las dunas en movimiento, por gracia del astro rey eran duendes y nativos con quienes disfrazaba de inmensas fiestas la verdadera parsimonia de mi existencia.

Un domingo un meteorito extremo y en llamas se me vino encima; me dio en el medio del pecho, expúlsandome con estrepitosa velocidad hacia la tierra, quien con su gravedad duplicó la fuerza de mi caída. Mi morada me expulsó y aterricé sin lenitivos. Caí de espaldas, el dolor en mi nuca me hizo abrir los ojos, la cabeza partida, las llagas del pecho, el suelo, el pasto, el aire, el frío, la noche. Tanto oxigeno y tanto tiempo sin respirar. Los pulmones se llenan y se vacían con humo de la caída, algo mas de aire para mis huesos, pero no recuerdo como respirar.

Los días fueron pasando, la travesía es desde entonces de una apesadumbrada letanía. Pero estoy en la Tierra, ya no vivo en la Luna, sólo la celebro con tambores cuando se pone llena.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como sea que haya sucedido, siempre es mejor estar en la Tierra, aca es real, aca se respira, aca hay luz, aca no hay cráteres, aca hay flores, hay agua y hay comida...esa golpe ya sanará, falta poquito, sólo es cuestión de comer chocolate, de reir y de mirar la luna en las noches estrelladas. Te quiero mucho!

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