El amor no es una mercancía, mi amor.
No te lo entrego esperando a cambio
ni la misma forma, ni los mismos modos.
Ningún amor se reduce a un contrato,
excepto el nacido del capital.
No elijo dártelo como un trueque,
te lo regalo.
Y a cualquiera que lo quiera
aquí lo tiene:
un amor que no es un bien de cambio,
amor como agua de vertiente,
que brota incansable de la montaña,
y te baña, te nutre o te hidrata
sin pedirte que luego la devuelvas
a su oscura cueva en el fondo de la tierra.
Mi amor respira el mismo aire
que el universo,
se expande, gravita,
de vez en cuando suspira.
Mi amor mas de una vez me inspira,
y no es tu culpa, ni tu premio,
ni tu cielo, ni tu comida.
No es mi mundo, ni es el tuyo
ni tus dramas, ni mis miedos.
Mi amor no es divisa,
no es un cheque, ni un derecho.
No es empresa, no es rentable,
Tampoco es mi vida,
ni los latidos de mi corazón,
ni la sangre de mis venas.
Es libre, le puse inmensas alas púrpuras.
Mi amor es un ideal comunista.
Por todo esto,
de tu parte, nada espero,
porque mi amor, amor, no es dinero.